Annette Turrillo Venezuela, 1958

Annette Turrillo nace en Caracas, Venezuela, vive entre París y Caracas.

Después de obtener su diploma en arquitectura y Urbanismo en la Universidad Central de Venezuela,  comienza sus estudios de Arte en el Instituto de Arte Federico Brandt en Caracas, luego  Annette viaja a Francia en 1996 para continuar sus estudios de arte. Estudia Artes Plásticas en la Universidad de París VIII y técnicas de grabado, dibujo y serigrafía.

Turrillo es conocida por sus instalaciones, un llamado a la reflexión como principal punto de partida cautivan al espectador a primera vista y lo sumergen en un viaje introspectivo, en el que afloran nuestros sentimientos más profundos, el despertar de los recuerdos y memorias, la ausencia como presencia, existencia y resiliencia..... reconstruyéndose a través de los recuerdos.

En sus obras, pinturas e instalaciones, no busca recrear una estructura literal, sino dar forma a una energía metafísica en su relación con la percepción humana. Estas imágenes se convierten en un lenguaje metafórico y simbólico que revela la presencia de una profunda humanidad. Estas cualidades metafísicas se expresan a través de creaciones sutiles, casi minimalistas, imágenes efusivas y delicadas, a veces veladas con un tejido que enfatiza la intuición interpretativa. La luminosa transparencia que logra a través de diferentes tejidos, sobre los que interviene con un sencillo trazo de bordado estructurado, exaltando la belleza como símbolo de vida, amor y encarnación de la naturaleza profunda de la mujer. 

 Los temas que aborda  Annette  ocupan un lugar preponderante en su investigación, como una sublimación de la memoria, inquietudes y reflexiones, que nutren día a día su espíritu crítico. Advierte sobre la fragilidad que representan las diversas reivindicaciones a lo largo de la historia, como los derechos de la mujer, ya que no son adquiridos, sino el fruto de una lucha constante, una lucha por mantener y hacer cumplir los derechos.

Para dar una amplitud emocional e intelectual a cada una de sus obras, Turrillo estructura, gracias a la mirada crítica que lanza sobre su arte, una serie de instalaciones de gran formato donde el espectador se ve abrumado por un caudal de información que cuestiona sobre temas de relevancia social,  de una profundidad innegable. Son obras que encierran en sí mismas una enorme carga histórica.

La imagen es en sí misma, en su forma figurativa, un elemento que evoca la presencia de la mujer, pero también puede ser representada por una línea, una mancha u otro elemento de la superficie del lienzo, que se convierte entonces en un espacio capaz de acoger y desarrollar la estructura que le dará todo su sentido. Una forma que nos embarga como la emoción de un eco de recuerdos.

Por eso el artista concede gran importancia a la transparencia y a la luz. Hay en esta transparencia una clara alusión al lugar de la mujer en la historia, que muchas veces ha permanecido invisible.

Sus obras han sido reconocidas por medios especializados y por el público, estando representadas en colecciones europeas y latinoamericanas