
Cecilia Paredes Peru, 1950
un repertorio de linos impresos con fragmentos de grabados y mapas antiguos, intervenidos con dibujos y textos bordados, que nos refieren a una especulación meditativa sobre el espacio celestial, la mitología, el descubrimiento y la astronomía. Del inmenso registro de imágenes atesoradas por la artista, emergen astros y estrellas, junto a la fantástica iconografía zodiacal, en diálogo con la naturaleza –flora y fauna– de un paisaje real o idealizado. Los textos y expresiones poéticas de varios autores incorporados al lienzo motivan en el espectador una invitación a repensar más allá de la imagen.
En estos extraños universos alegóricos se descubre el principio de la vida regido por el cosmos y el conocimiento. Mediante la yuxtaposición de mapas auténticos de diversos territorios y escenas orientales, europeas o mesoamericanas, mezcla sus narrativas y transgrede la óptica eurocentrista al cruzar códices mexicanos y contextos medievales, al representar al hombre del pavo real, la sirena y otras figuras antropozoomórficas de la mitología ancestral, a la rosa náutica o las ánforas occidentales sobre cartografías del Nuevo Mundo, configurando finalmente la idea de un otro atlas universal. En estos intrincados mapas alterados y reconfigurados por la artista, se resignifica una desconocida metáfora de la visión total del mundo, eludiendo la noción tradicional de los nacionalismos imperantes y creando relatos novedosos. En El Sol y la Luna, los astros, en su interpretación azteca, iluminan una escena pastoral francesa enfrentada a una operación de conquista costera donde los gigantescos animales –caimán, tortuga y pez alado–, así como las flores ficticias, protagonizan la exagerada visión europea de los mares del sur. Paraíso perdido despliega un planisferio celeste sobre el cual se sobreponen grabados de una exuberante vegetación y microorganismos en una celebración de la naturaleza que alude al comienzo de la vida. A manera de alegoría fabulada evoca una suerte de paraíso terrenal que nos recuerda la posibilidad de vivir de forma natural y alcanzar un nuevo humanismo más compasivo.