Isomorfismos espaciales: Adrián Pujol
La transformación pertenece a nuestra esencia
y no es simplemente un rasgo contingente
de nuestra condición.
Terry Eagleton, Materialismo
Curaduría de: Ruth Auerbach
¿Cómo abordar la obra mas reciente de un artista cuya extensa trayectoria lo acredita como un referente ineludible de la pintura contemporánea del paisaje en Venezuela cuando, en esta oportunidad, nos enfrenta a un inédito cuerpo de trabajo que pareciera habitar en las antípodas de su pensamiento crítico?
Ante un escenario incierto, alterado por continuos desplazamientos e inevitables pérdidas, en Adrián Pujol se fortalece una desafiante energía creadora. Su trabajo -siempre reflexivo- se reorienta y pareciera querer abrazar la autorreferencialidad
del paradigma abstracto. Sin embargo, el aparente abandono a la representatividad y a todo vestigio figurativo no debe interpretarse como una negativa apresurada, pues estas telas acromáticas -negras y grises- develan un argumento analítico en el que subyace una otra idea de “paisaje”. Implica una “revolución”, una ruptura a partir de la exploración razonada de la noción de espacio, la disposición estructural y el desarrollo formal. En ellas, el entorno natural desaparece como objeto de represen- tación, si bien consolida el sentido amplio de su esencia.
El conjunto de obras que configura la exposición Adrián Pujol. Isomorfismos espaciales se revela como el resultado de un prolongado proceso de cambio y transformación, fundamentado en la apremiante exigencia por impulsar alternativas al desarrollo de su práctica. Con el propósito de resignificar la idea del paisaje territorial y así, trastocar
las certezas de su relato, el artista concibe “Na Foradada”, una suite de acuarelas resultado del reencuentro con el panorama mallorquín. En este ejercicio de desarticulación de la imagen, ésta avanza hacia una síntesis plástica para derivar en abstracciones idealizadas y en la pérdida de la representación. Pinceladas y transparencias se van espaciando hasta alcanzar la atomización del paisaje estructurado.
En Pujol la pintura emana del intelecto. La fusión entre gestualidad, color y espacio alcanzada en las acuarelas agota sus posibilidades. Ahora, el deseo por descifrar el concepto heideggeriano del “espaciar” lo lleva a crear una serie de pinturas que instauran el quiebre más trascendente de su producción. De raíz, excluye el color y libera la estructura compositiva, logrando mayor complejidad mediante el recurso de veladuras superpuestas.
De la abstracción previa de una pintura, Pujol transmuta la estructura reticular subyacente del cuadro en una suerte de isomorfismo -una misma estructura que configura la forma de un modo distinto- para revelar su naturaleza esencial. Las líneas blancas intervienen anárquicas el fondo negro y nos reinte- gran un dibujo en negativo en
el que se deslastra lo innecesario. Aún subrayando el desgaste de sentido de lo representado, en estos acrílicos, la noción de paisaje permanece vigente al descubrir otra perspectiva, una que ha atravesado el caos de la materia invisible donde los planos interactúan libérrimos para organizar su propio territorio-hábitat. Estas obras trascienden los anacronismos y las contradicciones desaparecen; en ellas todo es figura, todo es abstracción, todo es paisaje. Emplazan el ámbito geográfico y así también la diáspora interna en ese “espaciar”. Lo que se manifiesta como “pincelada única”
en las acuarelas, deviene en formas construidas sobre el plano pictórico, una transposición del proceder mediado por el “razonamiento sensual”. Toda imagen tiene otra que la antecede, advierte Pujol. Si en Espacio Marconi I/II, el referente nos remite a la analogía entre objetos dentro del ámbito arquitectónico y en San Miguel a la dimensión espiritual, La Espera dejará constancia del agitado espacio anímico. Finalmente, en Kill Bill, la silueta púrpura flotando sobre la composición impone una transgresión letal e irreparable de las estructuras rígidas, en favor del sabio reencuentro con un “lugar” donde se amplíen los referentes naturales hacia lo imaginario y simbólico.
Ruth Auerbach
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Adrián Pujol, De Hamburgo a Palma, 2020
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Adrián Pujol, Na Foradada XXI (27), 2019
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Adrián Pujol, Na Foradada XVIII (28), 2019
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Adrián Pujol, Na Foradada III (26), 2019
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Adrián Pujol, Na Foradada XVIII-1 (29), 2019
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Adrián Pujol, Na Foradada XIII (24), 2019
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Adrián Pujol, Los siete magnificos II, 2020
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Adrián Pujol, Los siete magnificos I, 2020
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Adrián Pujol, LA ESPERA I/III, 2020
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Adrián Pujol, LA ESPERA I/II, 2020
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Adrián Pujol, LA ESPERA I/I, 2020
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Adrián Pujol, Kill Bill, 2020