Espacio y círculos: JJ Moros
JJ Moros muestra sus Esculturas a partir del Círculo en Beatriz Gil Galería
Curaduría: Beatriz Gil
Órbitas de una transformación constante
Una mirada sobre la obra reciente de JJ Moros
JJ Moros es un artista de amplia trayectoria que ha desplegado valiosos ejercicios dentro de la escena artística nacional e internacional. En estos campos se consolida desde los años ochenta por el invalorable acabado de su trabajo creativo unido a la evolución constante de diversas conexiones narrativas con el hierro como material formal, elemento con el que construye, repliega, perfora y distiende una amplia geodesia de dinámicas metáforas que recrean nuevas apreciaciones espaciales en cada uno de los distintos ambientes donde se insertan sus piezas. En su obra, la estructura interna expande un diálogo especial con las variables del afuera: vocabularios, índices, colores, esquemas inversos y líneas visuales que se apropian del entorno para modificar sus propios ordenamientos, atrapando y desajustando la memoria y la percepción de aquel que observa.
Heredero de la tradición moderna, la pasión por la escultura surgió a muy temprana edad consolidando un camino que lo conecta con las trayectorias de nuestros grandes maestros, no solo por los lugares recorridos en el proyecto artístico personal, sino también por el surgimiento de una conexión particular que desde los territorios del joven autodidacta se perfiló hacia el futuro como la edificación profesional de una sensibilidad indetenible, empalmes con el entorno, lectura de atajos y apropiación de variables, deliberaciones internas y externas con esa necesidad dentro del arte que se volvió camino, destino y vida. Así, desde las inquietudes de la infancia tenemos hoy la obra de un creador con más de veinte galardones y distinciones honoríficas que lo han convertido en una referencia vital dentro de la escultura contemporánea en Venezuela.
En la muestra que hoy se presenta en los espacios de Beatriz Gil Galería es la figura del círculo el centro de acción de los distintos relatos que se van entretejiendo en todo el recorrido: ruedas, curvas, desvíos, circulaciones e insinuaciones de una materia que se levantan y van anclando rutas de entrada y de salida; módulos sinuosos que al tiempo que se unen también se dispersan. Entre las series exhibidas se encuentran propuestas como la pieza Cagüa del año 1995, círculo negro anclado al piso que constituye una de las primeras ruedas con las que profundizó en la circularidad de los componentes y sus distintas posibilidades. Junto a ella descubrimos conjuntos de la producción reciente como los Rines, las Caligrafías, los diálogos entre Pares y Tríos, las Columnas Fraccionadas, los elementos Alfa y Beta o el juego poético de las Rimas; a estas metáforas radiales las acompañan las hendiduras, los quiebres, los salientes, los filos y las profundidades que se abren en piezas como Silabario, armazón permanente y estructura sin fin del artista que se eleva en el espacio como un políptico de doce elementos. Su destino es rehacerse cada vez y reconstruir en su momento infinitas combinaciones que culminan en el crecimiento constante de un vocabulario dilatado, tan efímero como eterno. Allí el creador despliega el vasto repertorio sinfónico de los elementos de trabajo que lo han acompañado durante estos años: códice sereno y testimonio vital de un texto infinito que surge entre el artista y la materia, y que J. J. Moros ha transformado para el espectador, en obra.
Lorena González I.