A través del dibujo y la pintura profundiza en las trampas de la perspectiva y los matices, fragmentos de una apariencia que penetra silenciosa en el soporte; con el video y la fotografía dilata posibilidades de esos artificios discursivos y entreteje los desplazamientos efímeros de la luz y el sonido. En ambas iniciativas formales, intercala y superpone posibilidades de la sombra y el movimiento, dejando que la hibridez y el ritmo hablen de aquello que está y no está, de aquello que es y no es. Transparencias de una pérdida que regresa, cadencia de un desalojo que permanece gracias a la obra; allí, desde el extraño encuentro que ha generado su propia expiración
Lorena González.