Adrián Pujol y Lara Alcántara-Lansberg El viaje como disparador del arte

Sala de Espera
María Ángeles Octavio, Artículo, Julio 10, 2011

Adrián Pujol

Un perro y una paloma pasan sobre un lienzo que está recostado en el piso de piedras de la Plaza San Marcos en Venecia o sobre un piso terroso en medio de un paraje natural muy verde. Un pincel, ¿una brocha? Es una brocha más bien, va y viene impregnando de colores la tela. La mano llena de tintas da algunos toques. Los pies y los zapatos también intervienen en el proceso. Muchos potes contenedores de pintura enmarcan la escena. La multitud pasa por los lados y pide excusas al darse cuenta de que un pintor hace arte en medio de los turistas o corren hacia la maleza que ocupa el ojo del pintor. El perro no comprende. Pasa por encima y deja sus huellas. La paloma alza el vuelo. Pasan a formar parte de la magia del cuadro.

 

Lara Alcántara Lansberg

Imagino a Lara cámara en mano, mientras deambula por las ciudades. Los ojos bien abiertos al tiempo que avanza. Pasea y pasea, sin un rumbo fijo. Está a la caza de una imagen. De pronto, grita: ¡Aquí es! Encuentra el lugar y se instala en el sitio por un largo rato, ve bien el entorno, hace pruebas para ver la composición que hará. Al final, cuando ya tiene la foto en la mente, pone el timer y corre a su puesto. Toma la foto mil veces, hasta que piensa que tiene la imagen que quiere. Su trabajo refiere a la paciencia, a saber esperar el momento oportuno para capturar el instante, a buscar con ojo crítico el encuadre ideal. En este viaje, las imágenes nos adentran en el relato contado desde el vacío y la soledad. Lo inmenso del paisaje se come a la persona que en éste posa. Lo convierte en un árbol, en una piedra, en parte del aire. La persona es parte de la composición. Su búsqueda siempre la incluye como sujeto. Ella es parte de la obra. En esta ocasión, queda diluida en el paisaje. Es como si ella fuera el corazón de la imagen que bombea las sensaciones, pero que detrás de la piel del paraje no la vemos sino como parte de ese cuerpo. Además de todo esto, cuando hizo estas fotos, estaba embarazada de su primer bebé. Así que venía con una pequeña pasajera dentro de su cuerpo y una cantidad de hormonas revueltas.