Durante su estancia en la Residencia de Al Lado, en el marco de la feria Pinta Lima 2025, Vázquez-Figueroa no solo presentó obra: absorbió estímulos, tensiones y gestos. “Como suele pasar, hay experiencias cuyo impacto solo se comprenden en retrospectiva”, dice. Y aunque su producción local fue limitada, su visita a museos como el Larco o el MALI y su encuentro con la historia textil peruana sembraron una semilla. “Siento que algo de esa geometría y paleta empezó a filtrarse en mi trabajo”.
No todo fue inspiración. Apenas llegado, un taxista despotricó contra los venezolanos sin saber que lo era. Días después, un locutor de radio comparó migraciones “buenas” —como la italiana de Donofrio— con la “lacra” actual. “Eso nos duele profundamente”, afirma el artista. “Durante años, Venezuela recibió miles de peruanos con generosidad. Hoy se nos olvida que nadie está exento de migrar”.
Pero Vázquez-Figueroa no se queda en la queja. Cree que el arte puede ayudar a cambiar imaginarios. “Una metáfora poderosa puede sacudir emociones y abrir una puerta a la reflexión. No todo se cambia con datos. A veces el arte enseña como un susto, como un chiste que te deja pensando”.
Esa convicción atraviesa toda su obra. Vázquez-Figueroa trabaja con bitumen —petróleo sólido— para esculpir piezas que lentamente se derriten, como su propio país. “Lo que me interesa es que la materia encarna el proceso de descomposición. No representa la crisis: la performa”. En una de sus obras más emblemáticas, Amor Fati / Eternal Recurrence, una cabeza del artista hecha en bitumen se vacía lentamente hacia su negativo, en un ciclo que podría tardar siglos. “Es mi forma de aceptar el tiempo, el absurdo, el destino”.
El exilio, reconoce, ha agudizado su mirada.
“Hay cosas de Venezuela que solo puedo empezar a entender desde mi vacío. El agujero no es lo que falta: es lo que organiza la obra desde dentro”. Sus piezas no buscan cerrar sentido, sino abrirlo. Y en ese gesto, hay una ética: “No se puede criticar desde un lugar puro. Todos habitamos el mismo sistema que queremos cuestionar. Pero desde dentro, podemos mostrar sus grietas”...