Desde sus inicios como artista -a finales de la década de los 90-, el trabajo de Emilio Narciso (Venezuela, 1974) se vale de argumentos diversos para reflexionar su relación como sujeto sensible ante el entorno geográfico local y la historia del arte universal. De esta manera, sus investigaciones establecen diálogos y correspondencias entre la (re)presentación del paisaje y las estrategias ópticas y geométricas, programadas, para configurar un discurso visual heterogéneo que trasciende el diálogo revisionista de la modernidad, al tiempo que rescata sus indudables resonancias.
En la última década y de manera recurrente, su atención se focaliza en la cambiante naturaleza de la luz y sus relaciones como fenómeno físico y simbólico que incide sobre la topografía natural, haciendo énfasis en los principios de serialidad, repetición y superposición de elementos estructurales; en las transparencias, en el ritmo de las armonías cromáticas y en el equilibrio de las proporciones. A partir de estas premisas, descriptivas de la lógica natural, reinterpreta las analogías plásticas que percibe, mediante formas concretas de una geometría básica.