La práctica pictórica desarrollada por el artista visual Theo Guédez ha estado plenamente arraigada, desde sus inicios, a una narrativa identitaria que relata, no solo sus orígenes, sino también un sistema de representación visual con una expresión singular. Asentado en otras latitudes, la distancia geográfica y, así también la memoria personal, le ha permitido repensar y evocar una cartografía urbana y caribeña que emerge de sus propias vivencias y de una idiosincrasia cultural apegada al barrio donde creció. A partir de sus pinturas, dibujos y cerámicas previas, Guédez nos introdujo a la periferia de estos centros urbanos –principalmente del oeste de Caracas–, haciendo visibles las particularidades de un paisaje multicultural y caótico. Nos permitió descubrir, mediante un genuino apego a sus raíces, los diversos códigos culturales que allí confluyen, para expresar la profundidad de sus contradicciones sociales y económicas, los estereotipos, la violencia y, asimismo, el profundo sentido de comunidad y arraigo que allí se percibe. (...)
Ruth Auerbach


